Ser madre nunca estuvo en mi cabeza, pero siempre quise ser maestra.
Desde que iba en primaria jugaba a la escuelita; mi mamá era la conserje y yo le ayudaba a limpiar las bancas de los salones cuando los niños se iban a sus casas.
Imaginaba a los niños y les mostraba cosas del mundo, como si fuera su maestra les explicaba lo que sabía e inventaba historias. Lo curioso es que no me colocaba al frente, me sentaba en la ultima banca y viendo hacia el pizarrón les hablaba. Mis historias eran cortas, pues tenía que pasar a otro salón a seguir limpiando las bancas.
Han pasado casi 40 años desde que visualicé enseñar, logré mi objetivo a pesar de las rutas elegidas, y aquí estoy, cumpliendo metas todos los días, a pesar de las dificultades que se viven en el mundo.
Nadie imaginó que viviríamos una pandemia por más de un año, y aunque los maestros y maestras no somos iguales en ningún tiempo, la diversidad de edad, el conocimiento, la experiencia, la profesionalización, la cultura y muchos otros aspectos, nos permiten hacer el máximo esfuerzo por dar lo que mas podemos.
En México celebramos el día del Maestro el 15 de mayo, sin embargo, el 5 de octubre se celebra el día internacional de los docentes. De manera personal pienso que sin alumnos, los maestros no tendríamos razón de ser, porque mientras más enseñamos, más aprendemos.
Esta es la razón por la que quiero dar las gracias a quienes han sido mis estudiantes, por formar parte de este grupo de personas que desde cualquier parte del mundo me envían sus preguntas, dudas, saludos y hasta felicitaciones. Doy gracias por todas las historias que se han cruzado conmigo en estos años, tanto de alumnos como de mis compañeros maestros, con las cuales he aprendido, y también me han maravillado.
Por todas las razones que me tienen donde estoy, que me permiten hacer lo que más disfruto, les envío un gran abrazo a todos mis estudiantes. Les deseo lo mejor, que tengan salud y que logren hacer en lo posible, lo que aman.
A mis compañeros maestros, toda mi admiración.
Hoy sigo aquí, con agradecimiento a la vida y a cada circunstancia de la que he aprendido algo cada día.
¡Gracias!
Gracias a ti por ser mi maestra de vida y además enseñarme (o intentar) que yo aprendiera matemáticas! Te quiero
Gracias a ti Eli, todos somos maestros, te quiero.
Hola Celia,
Gracias por enseñarme cosas de escuela, pero sobre todo de la vida, de aprender a vivir la vida y sobre todo a la sencillez con la que te muestras hacia los amigos.
Gracias.gracias.gracias
Querida, muchas gracias. Recorrer parte del camino con las personas es lo mejor de la vida.
Te mando un abrazo con cariño.